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Cómo obra la fe: Un estudio de SantiagoSample

Cómo obra la fe: Un estudio de Santiago

DAY 5 OF 12

¿Cómo obra la fe cuando te sientes perezoso? Como pareja recién casada, mi esposa Grace y yo compramos unos muebles económicos que requerían que siguiéramos cuidadosamente las instrucciones para ensamblarlos. Rápidamente, se hizo evidente que no soy bueno para seguir instrucciones. Yo seguía estropeando el orden de los pasos, y Grace intervino para leer cuidadosamente las instrucciones para que hiciéramos todo en el orden en que estaba diseñado. En la teología cristiana, hay algo llamado “el orden de la salvación”. La idea básica es que la salvación se realiza en un orden determinado por Dios y que el orden importa. Aparentemente, construir un cristiano es un poco como construir una cómoda, y hacer las cosas en el orden correcto es algo muy importante. Esta sección de Santiago está llena de controversia. Se nos dice en otras partes de las Escrituras, especialmente en los pasajes escritos por el apóstol Pablo, que solo la gracia de Dios es la que nos salva (Ef. 2:8-9). Sin embargo, Santiago parece decir que las buenas obras juegan un papel en nuestra salvación (v. 24). La Palabra de Dios no se contradice a sí misma, entonces, ¿cómo puede ser esto? La plenitud del evangelio de Jesucristo es que Dios obra 1) para ti, 2) en ti y 3) a través de ti. Pablo enfatiza la realidad del aspecto interno de la fe (1-2), mientras que Santiago enfatiza los resultados externos de la fe interna (3). Estos no se contradicen, sino que se complementan. Algunos piensan que Pablo está completamente en contra de las obras, lo cual no es así. Nuevamente, el orden es muy importante, ya que dice que somos salvos por la gracia y las obras de Jesús (no las nuestras), pero que somos salvos para las buenas obras que Dios ha planeado hacer a través de nosotros por el Espíritu. Efesios 2:8-10 dice: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte (la obra de Dios por ti). Porque somos hechura de Dios (la obra de Dios en ti), creados en Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica (la obra de Dios a través de ti)”. La conclusión es que la fe es tanto interna como externa. Según mi resumen: La fe es una devoción interna a Dios empoderada por el Espíritu Santo (fe) que produce una devoción externa a Dios (obras o frutos). Considera esto: Imagina que un amigo tuyo siempre está hablando de lo maravilloso que es su cónyuge y de la profundidad de su relación, pero nunca has visto una calidez relacional entre ellos. Estarías en lo correcto al cuestionar la naturaleza de esa relación. En pocas palabras, el amor y la fe que se tiene hacía otro produce una acción que afirma la presencia de dicho amor y fe. Así ocurre con la fe y las obras. Los que verdaderamente entienden lo que Dios ha hecho por ellos no pueden evitar sentirse impulsados a vivir una vida generosa y de adoración. Estos actos de adoración son las mismas “obras” a las que se refiere Santiago. La única cosa que la mayoría de las religiones aciertan es que algo salió mal y es necesario hacer algo para arreglarlo. La diferencia entre el cristianismo y otras religiones es en cuanto a quién hace este trabajo. En todas las demás religiones, los seres humanos hacen el trabajo de arreglar las cosas con su dios. En el cristianismo, Jesucristo desciende para hacer todo el trabajo para reconciliarnos con Dios. Vivió la vida perfecta que deberíamos haber vivido, murió la muerte que deberíamos haber muerto y resucitó para dar el regalo que no podíamos ganar. Cuando Jesús dijo en voz alta en la cruz: “¡Todo está cumplido!”, estaba declarando que la obra fue hecha por Él y que todo lo que teníamos que hacer era confiar en Su obra terminada. Santiago ofrece dos ejemplos dramáticos de personas que actuaron en base de su fe en Dios. Abraham confió en Dios lo suficiente como para poner a su único hijo en un altar. Rahab creyó que el Dios de Israel era el Dios del cielo y la tierra, y lo demostró al ocultar a los espías israelitas. Otros ejemplos incluyen a Ana, que entregó a su hijo Samuel al templo para que lo entrenaran; David, que luchó contra Goliat; y los amigos de Daniel, que fueron arrojados al horno por su fe. Estos actos no los salvaron, pero demostraron su fe salvadora. Nuestra fe se demuestra principalmente obedeciendo a Dios, especialmente cuando el riesgo es que suframos de alguna forma por nuestra fe. Todo el mundo tiene alguna(s) área(s) de su vida en la que no vive realmente en obediencia a Dios, lo que a menudo es una hipocresía que excusamos o con la que aprendemos a vivir. ¿Cuáles son tus áreas? ¿Qué puedes hacer para que tu fe transforme esas áreas?

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